Si vas a comenzar o ya estás en la universidad, tal vez quieras conocer algunas técnicas de estudio que te ayuden a obtener el éxito en esta etapa de la vida tan importante. Algunos de los consejos que te vamos a mostrar a continuación han sido recomendados por instituciones como Harvard.
Aunque, ya sabes, para lograr unos buenos resultados académicos, lo importante es tu constancia y disciplina.
¿Cómo estudiar para la universidad? La correcta planificación
No podemos comenzar a enumerar los métodos de estudio sin antes haber planeado las horas de estudios y las metas que pensamos abordar. Esto es imprescindible si quieres llegar al día del examen con tranquilidad.
La disciplina en el estudio debe ser una prioridad. Por eso, debes comenzar confeccionando un horario en el que apuntarás las horas y materias que te vas a preparar. Es necesario que planifiques muy bien las lecciones para que, llegado el día del examen, te haya dado tiempo de adquirir todos los conocimientos oportunos.
Además tener una buena concentración durante el estudio es clave para tener una mejor retención, por ello con la técnica pomodoro podrás mantener un mejor estado de concentración.
Uno de los consejos de Harvard es que, en un solo día, no te centres solamente en una única materia. Tu cerebro estará más receptivo si puedes tratar varias asignaturas. Esto hace que ganes mayor atención y no te aburras fácilmente, manteniendo tu mente activa y agilizando el proceso de aprendizaje.
Prueba tu nivel de atención leyendo una sola vez
Otro de los errores que suelen cometer los estudiantes es releer las lecciones, creyendo que, de esta manera, van a memorizar mejor. Los expertos nos indican que esto puede resultar una pérdida de tiempo, a menos que no hayas comprendido bien un determinado concepto y necesites volver a él.
Te dejamos por aquí algunas técnicas de memorización de apuntes que seguro te ayudan tener una mayor capacidad de retención.
Si en una primera lectura todo te ha quedado claro, deja tus apuntes a un lado y agarra una hoja en blanco. Debes intentar explicar con tus palabras lo que acabas de leer para, después, comprobar desde las lecciones si has cometido o no fallos. Si has puesto todo bien, tienes ante ti unos apuntes que te serán válidos para estudiar. Solo deberás pulir un poco más aquellas expresiones que precisen los tecnicismos apropiados para que tu examen sea sobresaliente.
Crear tus propios apuntes
Con el ejemplo anterior, tienes ya una base para realizar tus propios apuntes. Estos no son más que un resumen de lo que has leído, escrito con tus palabras. De esta forma, no solo estás memorizando, sino que te permite practicar la redacción, que es prioritaria en un ejercicio escrito. Saber expresarte correctamente implica una buena calificación, aunque no debes olvidarte de manejar los tecnicismos que requiera tu grado de estudios.
A lo anterior puedes sumarle el manejo de fichas, que te servirán para captar datos específicos, como fechas o fórmulas científicas. Los esquemas son también muy recomendados, aunque siempre que hayas conseguido recordar bastante de la información que debes memorizar.
Siempre puedes usar las asociaciones, valiéndote de diferentes formas (triángulos, rectángulos, círculos, etc.) que inspiren tu recuerdo de cada tema a tratar.
Por ejemplo, en un triángulo puedes tratar hechos bélicos cruciales, en caso de que estés estudiando la asignatura de Historia. En círculos tienes la opción de recordar a personalidades transcendentes.
Ejercicios y tests cada cierto número de lecciones estudiadas
La mejor manera de comprobar tus avances durante el estudio es por medio de pruebas que tú te puedes poner. Por ejemplo, una vez que hayas estudiado dos o tres lecciones, ponte una serie de preguntas en función al tipo de examen al que te tengas que enfrentar en la universidad. Así, si son tipo test, opta por esta modalidad, a menos que sea de desarrollo o por medio de formulaciones.
Estas pruebas las puedes realizar con tus compañeros de carrera. De esta manera, cada uno le va a dar a otro estudiante una prueba determinada, con el fin de que nadie conozca las preguntas con antelación. Una vez que has visto los resultados, tienes la oportunidad de analizar en aquellos temas que te cuestan más para, así, reforzarlos antes de que llegue el examen oficial.
Lluvias de ideas
Este es un método bastante práctico. Para llevarlo a cabo necesitas un pequeño grupo, aunque puedes realizarlo con un solo compañero. Se trata de comentar oralmente un número de temas que ya hayáis estudiado.
El objetivo es enriquecerte con las opiniones ajenas, además de reforzar las tuyas, con respecto a las lecciones que debes tener bien aprendidas. Este es un refuerzo muy efectivo de las lecciones, además de ayudarte a elaborar un correcto desarrollo de lo que vas a exponer en el papel, durante el examen.
El subrayado sobre tus propios apuntes
Regresamos nuevamente a esos apuntes que has realizado, aunque también puedes poner en práctica este método tras finalizar la primera lectura o a medida que vayas avanzando en la lectura. Necesitarás un buen rotulador, que sobresalga sobre la página.
La idea es remarcar muy bien aquellas palabras clave del texto, sin que llenes de rallones cada página. Recuerda que solo debes centrarte en pocas palabras, que te permitan asociar toda una idea más compleja.
De esta forma, ayudas a tu cerebro a captar la atención ante los puntos importantes. También debes señalar aquellas partes que se te dificultan más, con el fin de crear un resumen que se te haga más ameno para asimilar.
Lo más importante es asimilar, no memorizar
A excepción de algunos casos, como ocurre con el léxico de lenguas nuevas que estás aprendiendo, la memorización en sí puede ser un problema. Si quieres tener la seguridad de que llegarás al examen con todo bien aprendido, debes asimilar lo que lees, es decir, comprenderlo y aprender a desarrollarlo con tus propias palabras. Recuerda que toda prueba pretende ser una forma de comprobarles a los docentes que has adquirido los conocimientos que se te exigen.
Con el tiempo puedes ir ganando mayor experiencia en el desarrollo de tus explicaciones, expresándote mejor y exponiendo tus ideas de forma más clara, aún con el uso de tecnicismos. La universidad te supondrá un crecimiento en todos los aspectos, desde lo profesional hasta lo personal.
Ahora que ya sabes cómo estudiar para la universidad, todo lo que necesitas es disciplina y muchas ganas de lograr tus sueños. A través de estas técnicas de estudio podrás enfrentar cualquier examen y obtener más posibilidades de éxito.
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